No está trazado el camino,
los mapas vacíos
se construyen palabra sobre palabra,
corazón tras corazón, mirada, cuchillo,
rasgada piel.
Los mapas vigilan con líneas escondidas,
meridiana actitud y cervezas frías.
El viajero reescribe su diario,
atónito espectador de fuegos artificiales,
arranca páginas emborronadas de tinta y de futuro;
atesora alimentos que deben ser contundentes y exóticos:
dátiles, yuca, truchas, té negro, carne de bisonte y peyote;
dulcifica las noches de invierno con las manos abiertas,
los ojos hundidos en las estrellas,
los labios callados y luminosos.
Transita paisajes ignotos.
sigo indignada porque pensaras que no podía gustarme kerouac.
ResponderEliminarCarmen ahí donde la ves es una modernna en espíritu. Entiendo su indignación, pero no que tu lo pensaras.
ResponderEliminarAins...
jajaja... no solo pensaba que no te iba a gustar, si no que no creía que fueras a ser capaz de leértelo! pero me alegro de haberme equivocado!!!
ResponderEliminarno, si no me lo he terminado...
ResponderEliminar:D