Como el tiempo que pasa,
así el viento se esconde en los
recovecos de las calles,
y te sorprende
con una mirada intrigada
en los soportales de la plaza mayor,
o se dirige a ti,
con paso firme y luz en las manos.
Como el tiempo,
sencillamente desnudo,
anclado en las paredes de cal y barro,
dormido,
dispuesto a soñar.
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