Llega el olor de la mañana,
café amargo y ojos somnolientos.
Tu cuerpo como una cafetera,
calor y aroma meridiano.
La noche tiene aristas,
fotografías de árboles y cielo,
asfalto húmedo y canciones,
palabras que saben a menta.
Hay un punto en el horizonte,
un lugar soñado y perdido,
que encierra todas las realidades
posibles.
La cosa perdida anda despacio,
busca y añora su pequeño cielo.
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